sábado, noviembre 24

viaje al ombligo del mundo en 3 días


La última semana ha estado llena de emociones para mi monótona e iterativa vida.

Estuve por primera vez en el Cusco que, según un taxista local así, y sólo así debe escribirse el nombre de La Capital del Imperio, y no 'Cuzco' como suele aparecer algunas veces. Para mi es suficiente, no buscaré ni en la página web del gobierno peruano ni dirigiré una carta aclaratoria a la Dra. Martha Hildebrandt. De ahora en adelante escribiré Cusco con ese y citaré como fuente al alegre taxista que insistía tenazmente a que probaramos el famoso Cuy al Horno, que sólo en Cusco se come dicho potaje 'con sabor Inka'.

En una de las dos noches que estuve en la ciudad salí a caminar por las empedradas calles cusqueñas y mientras lo hacía, recordaba una canción de la tuna universitaria que decía: "Callecitas de piedra y silencio que voy recorriendo a la luz de un farol....". Y pensaba en lo afortunado de los tunos cusqueños que cantaban aquella canción con un entorno apropiado y no como nosotros aquellas veces en Huancayo, teniendo calles hechas del nada romántico concreto y asfalto.

En mi breve incursión por el centro histórico llegue hasta el Palacio Inca Roca, célebre por tener entre uno de sus mampuestos a la gran Piedra de los Doce Ángulos. Ahí es donde conocí a otro personaje, el guardian de la piedra. Me sorprendió que la famosa piedra, a la que veo cada fin de semana esculpida en la botella de cerveza Cusqueña, sea custodiada sólo por un guardian, un niño vendedor de postales y una viejecilla vendedora de artesanias. Eso no quita el hecho de que el guardian, imponente cusqueño enfundado en una frazada y usando un pasamontañas que cubria su autoridad, cumpla su labor eficientemente. Hecho que comprobé cuando sin vacilaciones recriminó amable, pero firmemente, el descuido de apoyarme casualmente en tan histórico muro.

Luego de ver el Koricancha que, según me contó el amable Sr. Dantón, era una muestra clara de como los españoles quisieron demostrar su poder cultural y religioso porque lo utilizaron como cimiento de un templo religioso católico donde antes era el centro más venerado y respetado de la religiosidad Inka; volví a mi habitación en el Picoaga prometiéndome a mi mismo un pronto retorno y la búsqueda concienzuda de una amable cusqueñita que me quiera mostrar los encantos del Ombligo del Mundo... y porque no tambien del suyo propio. Kausachun Qosqo!!!!
Otra de las cosas que pasaron en la semana fue el partido por las eliminatorias mundialistas jugado en Lima entre Perú y Brasil. Tendría mucha madera para poder escribir y describir los pases, las marcas y demas movimientos futboleros de nuestra bicolor pero, el ánimo se va al suelo cuando imagino que tendría también que contar los malos pases, desmarcas y casi nulos movimientos futboleros que la selección mostró en el partido en Ecuador. Mejor cortemos por lo sano y evitemos este sensible tema. Lo mejor del partido en el Monumental fue el reencuentro con entrañables amigos y el descubrimiento de que Jean y yo somos garotinhos. Muito obrigado Torcida Brasileira!!!!!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Que bueno que disfrutaste tu paso por el cu"s"co, espero que no sólo hayas fotografiado tu obra, vamos a ver si un dia de estos nos encontramos en el messenger para que me cuentes mas de tu viaje.
Muchos besitos

jhon dijo...

Digamos q el Fosforito con tantas obras que por una nota obligo a leer te han dado "creo" esta peculiar manera de escribir, lo cual sabes admiro, de alguna manera pero admiro; chespiritos y florindas, de todas todas ganamos, pero nosotros sus amigos sabemos que perdimos un "CHESPERRITO". Salud por ellos y para nosotros que viva el "Matrimonio y mortaja del cielo bajan"